viernes, 14 de noviembre de 2008

RDA

Se necesita joven, mayor, niño. Persona de bien sin complejos, sin excusas en los bolsillos, para proyecto suyo -nuestro- Imprescindible experiencia en el ámbito de la existencia. Abstenerse curiosos, vagos, esclavos de la PS2, hooligans, aburridos y metrosexuales. Para negocio que beneficia a otros y no alimenta el ego, sino la avidez de sentido. Preguntar por El Rincón del Activo en http://www.deloquenosepuedehablar.com/rda.htm
No importa CV, estatura, peso, ni si tienes muchas actividades extraescolares.
Si después de visitar el anuncio prefieres buscar al perro que se le ha perdido a tu vecino, piensa que podrías ser tú (el perro). No te pierdas, haz algo. Preguntar por "Cuándo empezamos, Ojcar".

sábado, 8 de noviembre de 2008

Otoño

El otoño consigue disipar algunos propósitos del verano. No está de más. Porque el otoño es más real. Lo habitual se vuelve a hacer patente con toda su fuerza, eso nos da energías para reparar los sinsabores del descanso, que nunca termina de fructificar en vida. Hace un par de días tuve la dicha de compartir casi una hora de conversación íntima con un amigo y hablamos, entre otras cosas, de la realidad. De la acuciante necesidad que tenemos de que lo real pese más en nuestras biografías que lo psicológico. Hace años otro amigo me advertía de que me estaba perdiendo lo real, a costa de pensar demasiado hacia dentro. No seré yo quien condene al pensamiento al reducto de la eficacia; no podemos encoger nuestra capacidad de buscar con constancia el conocimiento de nosotros mismos. Sin embargo, no nos conocemos más que a fuerza de lo que no somos nosotros. Se da una especial ligazón entre la conciencia de sí y el interés por lo que no soy yo, que acaba por conformar la identidad. a menudo nos engañamos creyendo que la propia identidad se rastrea en las profundidades de la autoconciencia, a través de una detenida reflexión con-sobre nosotros mismo. Y lo que surge a partir de ello es más vida psicológica y menos realidad. El otoño, época de nostalgias, es una estación idónea para que se nos caigan algunas hojas de introspección, para dejar paso a colores nuevos, insospechados, los que la realidad ofrece. Ya sé que la pregunta acerca de qué es la realidad es sumamente compleja. Una de las pocas cosas que puedo decir en lo tocante a esta cuestión es que la realidad no es lo que hay en mi cabeza. Y por eso siempre sigue siendo fascinante no tener una opinión definitiva acerca de los demás. Precisamente porque ellos, a diferencia de mi parecer acerca de ellos, son reales. La biografía de los otros es la realidad que constantemente está a mi disposición para ser descubierta, redescubierta y vivida, no pensada. Este de abrirse a la realidad, a los otros, es un ejercicio que requiere algunos esfuerzos; de entre ellos, tal vez el más costoso es el de no juzgar. El de no ir con cirterios preconcebidos, el de estar realmente dispuesto a poder admirarse ante lo desconocido. Los personalistas hablaron de los otros, del otro, en términos de diferencia. Y entonces se acaba descubriendo que no puedo lograr mi identidad sino precisamente a través de la diferencia. Que no llego a ser yo sino a fuerza de vivir lo que no soy yo. Que no puedo ser sin ti. Que la angostura de la comunicación es llana y expedita en comparación con el abismo del sí mismo. Tal vez el oráculo de Delfos hablaba de atreverse a salir de sí cuando recomendaba conocerse a sí mismo. El poder del diálogo es un poder capaz de verdad quizás porque tiene pase para vivir como actor la realidad. Quien no habla se pierde la realidad, porque no se dirige a nadie. El más sabio es el que escucha y el que dice la verdad. El que más habla sólo dice más cosas. Por mi parte, ya me estoy pasando esta noche. Sólo un añadido y una petición de tipo brindis al sol: abril debería ser otoño por su disposición para la esperanza.