miércoles, 12 de enero de 2011

Cortinas de humo

Gracias, Anónimo, por sus amables comentarios. Gracias por la sugerencia acerca del tamaño de la letra de la anterior entrada. Tengo el honor de dedicar una segunda entrada para seguir, plácidamente, discutiendo sobre el asunto.

Usted comienza diciendo: "intentaré hacerme a la brevedad", pero no se hace. Deja caer varias cortinas de humo que no acaban, para mi gusto, de enfrentar el problema. Queda claro, eso sí, que a usted le molesta el humo. Eso no está mal. A mí me gusta el humo, eso no está mal. Usted no tiene por qué tragarse mi humo y yo he de cuidar porque así sea. De acuerdo. Yo no tengo por qué estar privado de fumar en todos los lugares públicos. La calle es un lugar público. En cambio el bar, que es un lugar público, es de titularidad privada, de ahí que exista, por ejemplo, la posibilidad de reservarse el derecho de admisión. Los propietarios de los bares han sido profundamente recortados en sus derechos, eso es lo que me parece que usted no acaba de ver.

Si yo, propietario de una discoteca, decido que en mi establecimiento el volumen es brutal, sin que ello atente a la salud auditiva de mis vecinos, nadie puede prohibírmelo. Si yo, propietario de un bar, decido que en mi establecimiento pueden consumirse sustancias no dañinas para la integridad personal como tabaco, debería poder decidir. Si el cliente posee la libertad de entrar en mi bar yo he de poseer la libertad de decidir si en él se fuma o no, dado que el tabaco no es una sustancia prohibida. Si no me gustan los "locales de ambiente" no acudo a ellos; si no me gusta el humo no acudo a los bares en los que está permitido fumar, pero no obligo a que, estructuralmente, se pida a la entrada de los establecimientos pruebas de que no se es homosexual, porque lo considero dañino para los homosexuales y para los no homosexuales que están alrededor.

Es decir: si el tabaco no es una sustancia prohibida, carece de sentido que impida su consumo en lugares públicos de libre acceso en los que el tabaco, dicho sea de paso, forma parte del ambiente mismo del lugar público en cuestión. Cualquier fumador sabe que la calle no es sitio para fumar. Cualquier fumador sabe que un bar en el que no se puede fumar no es un sitio para un fumador. Con la ley de 2006 la cadena de restauración más importante de España, Vips, decidió que en sus establecimientos no se fumaría. Pocos meses después invirtieron un millón y medio de euros en acondicionar zonas de fumadores. ¿Por qué?

No me diga que usted baja los pies a la tierra en vez de teorizar sobre abstractos cuando la nueva ley llevará a la ruina a decenas de miles de pequeños negocios familiares por una sinrazón. ¿Está usted en contra de que haya bares de fumadores o zonas de fumadores en bares y restaurantes que tengan el suficiente espacio para habilitarlas? Si la respuesta es sí es porque usted no tiene los pies en el suelo de los demás, es decir, no se hacer cargo de lo que significa perder, de entrada, más del 30% de los ingresos que, con el tiempo, se elevarán exponencialmente.

Mi enfado con la ley no proviene del hecho de que yo sea fumador, puesto que apenas si tengo tiempo de visitar bares. Sino que mi malestar viene dado por la imposición de una ley ciega que arrasa sin tener en cuenta nada, ni siquiera los ingresos del Estado en concepto de impuestos que gravan el tabaco. Ahora bien, mientras sea fumador, le aseguro que evitaré la ocasión de visitar bares y restaurantes. Claro que, quienes se ganan la vida tragajando detrás de una barra siempre pueden escribir en un blog y vivir, sin humos, de ello. Un verdadero placer. Lamento no estar siendo breve. Por último: "no podemos conducir por ti" no es una llamada a la responsabilidad, es el latido de un Estado sobreprotector, de sangre despótica, ilustrada, que, como toda forma de socialdemocracia o sucedáneo, cree saber qué es lo mejor para los demás sin contar con ellos. No es que no puedan conducir por mí, es que a nadie debería ocurrírsele que lo fueran a hacer mejor.

Disculpe que no comente el resto de respuestas, gracias por las aclaraciones que suponen algunas de ellas. Si tiene tiempo, le animo a que responda a la pregunta antes formulada: ¿Está usted en contra de que haya bares de fumadores o zonas de fumadores en bares y restaurantes que tengan el suficiente espacio para habilitarlas? Mis respetos.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Es patente que la brevedad de mi mensaje anterior se quedó en grado de tentativa. Perpetraré otro comentario, pero sin atenuante de brevedad ;-).

En cuanto a la oposición abstracto y concreto que he suscitado, no es que yo baje los pies a la tierra, es que hablar de salud y libertad cuando hay partes enfrentadas, así sin referencia, a mí me plantean la pregunta de: salud y libertad ¿de quién? Nada más. No era una descalificación y no pretendía serlo.

La reserva del derecho de admisión no está tan clara con la ley en la mano, aunque sea una práctica (no poder entrar en un local con calcetines blancos, por ejemplo). El volumen de una discoteca supongo que estará regulado normativamente también dentro, no sólo fuera.

Que el tabaco es dañino para la salud podría discutirse hace bastantes años, ahora parece claro que lo es. Por eso puede plantearse restringirse, o incluso prohibirse totalmente, cosa que no se ha hecho.

El ejemplo de Vips es claro: mientras en la competencia se pueda fumar, perderemos clientes. Si no hay alternativa, la cuestión es distinta. Y a lo mejor cambiamos de hábitos. ¿Que usted no quiere ir a estos lugares sin humos «por imperativo legal»? ¿Lo hará toda su vida si la prohibición subsiste? Admiraría su tesón.

Me pregunta si prefiero la normativa anterior. Pues mire, no, y fundamentalmente se ha cambiado porque no funcionó, ni siquiera a medias.

Suponga que es una cuestión de salud, vista desde un punto de vista global, no individual. Quizá a largo plazo se prohibirá fumar, pero si se hace ahora, en España tendríamos una guerra civil y si no la tuviésemos la prohibición sería poco efectiva (el ejemplo claro es la prohibición alcohólica en EE.UU., que generó muchísima delincuencia como consecuencia del contrabando).

El problema de la normativa anterior, desde el punto de vista de la regulación, es que si lo que se pretende es que la gente fume menos, no ha servido de mucho.

Supongo que a usted eso le parecerá una intromisión estatal injustificada, como no poder servir pescado crudo no congelado previamente en establecimientos que sirvan comida (y la anisakidosis no es mortal).

Lo siento, pero la cuestión de la elección falla, porque, como le dije en el gran comentario anterior, la libertad empresarial no es que cada cual en su negocio haga lo que le venga en gana. Y falla porque impone a todos una opción que atenta contra la salud (le guste esto más o menos).

oscar pintado dijo...

Mi querido amigo: la elección empresarial, con la ley anterior en la mano, no falla, porque no impone a todos una opción. Los beneficios del pescado con anisakidosis -o como quiera que se llame-, no han sido demostrados, los del tabaco, no hace falta mostrarlos. En breve tal vez aparezca un comentario de alguien que demanda pesacado no precongelado; si la demanda es fuerte y perdura durante tres siglos, tal vez el ejemplo sirva. Lamento decir que, para entonces, nosotros lo veremos con otros ojos.

"Si lo que se pretende es que la gente fume menos". El problema, como le dije, es que ni siquiera sabemos qué se pretende. El barril de petróleo cuesta hoy 150 dólares. el precio de los carburantes hoy ha tocado techo, igualando la cifra que alcanzó cuando el petróleo estaba a 90 dólares. ¿Me puede decir qué se pretende al decir que utilicemos transporte público para no contaminar? ¿Qué sería de las cuentas del Estado si hiciésemos caso y no utilizásemos el coche? ¿Qué pérdidas supondrían el 80% de los impuestos de carburantes? ¿Qué pasará cuando alcancemos su Edén soñado y se prohiba fumar, con el 60% del precio del tabaco que ingresa el Estado?

Lo de "si no hay alternativa la cuestión es distinta", referido a Vips, me parece de todo punto esclarecedor: en la misma línea, espero un gobierno que elimine los perros, no hacen más que contaminar y no proporcionan ningún beneficio económico al Estado ni tampoco a la salud del usuario. Dentro de unos años nos daremos cuenta, quizá, de los graves perjuicios que supone para nuestras suelas el consumo de animales de compañía que han de salir a defecar a las calles. A día de hoy no hemos reparado en los pisamierdas pasivos.

En unos años comprenderemos cuánto daña la salud de los que tienen alrededor, los residuos animales, la escasa labor fotosintética y la insania mental que en muchos dueños despiertan, esos maléficos bichos que respiran por la lengua y van a cuatro patas. Algunos de ellos matan niños a mordiscos y después defecan en la acera.

En algunos bares está permitida la entrada de perros.
Salud.

Anónimo dijo...

Me temo que no conozco toda la normativa existente, pero me extraña mucho que puedan entrar perros en bares, con la ley en la mano (porque es un establecimiento público donde se sirven alimentos).

No entiendo lo que dice que del pescado fresco. Ni lo de los carburantes. Respecto a los tributos, creo que estoy con Benjamin Franklin en que sólo tenemos dos cosas seguras en esta vida: la muerte y los impuestos. Se gravaría más el consumo de otros bienes o se introducirían otros impuestos. Eso a mí no me preocuparía.

Y tampoco entiendo su problema con los perros. El problema de los perros no son los perros, son sus dueños.

Me temo que no consigo ver la relación que todo esto puede tener con la prohición de fumar en lugares públicos, pero entiendo que probablemente nuestros puntos de partida son tan distintos que quizá tratar de analizar este problema será misión imposible.

Esta disparidad creo que se muestra en lo que usted llama beneficios del tabaco. Desconozco qué tabaco fuma, pero la grandísima mayoría del que se vende en este país es bastante dañino (muy probablemente por la porquería que le añaden, entre otras cosas, para hacerlo más adictivo).

Si no ve que los efectos perjudiciales son mucho mayores que los posibles beneficios, comprenda que es posible que le cueste entender toda regulación que intente acotar la actividad de fumar.

Lo siento, pero creo que no tengo nada más que decir. Por supuesto, no es nada personal, creo que es usted un gran conversador, pero me temo que no tiene mucho más sentido seguir hablando porque sencillamente estamos en planetas distintos.

Puedo entrever que se sienta perseguido por el hecho de fumar, pero me temo que parte de esa sensación puede deberse a dejar ciertas cuestiones por el camino.

oscar pintado dijo...

Sí, creo que estamos en planteamientos o planetas distintos. Ha sido muy agradable conversar, sinceramente. Los beneficios del tabaco no se refieren a la salud, como debería resultar obvio. Comprendo que en ciertos casos sea imposible entender que alguien hable en esos términos. Por cierto, los dueños de los perros no tienen la culpa de que existan los perros, o de que se permita su existencia. Hasta la próxima.

Anónimo dijo...

Los dueños de los perros tiene culpa de cómo se comportan los animales, porque son domésticos. Mejor dicho, porque ésos están domesticados.

Los perros no reciben educación, pero sí adiestramiento. Si se les consienten ciertas cosas, luego es muy fácil que no respondan en otras.

Vamos, no sé donde vive usted, pero yo el problema fundamental lo veo en los excrementos en la calle. Si los animales no pueden hacerlo en otro lugar, sus dueños tienen que encargarse de recoger sus excrementos (que es un problema de los dueños por el resto de los humanos).

No es que quiera glorificar a los canes, que animales son, pero los que han matado a niños es por la irresponsabilidad de sus dueños. Aunque sólo sea porque no debieran tenerlos.

Anónimo dijo...

Caigo de casualidad aquí y leo lo que escribe el señor Pintado sobre los perros, que según este señor no proporcionan ningún beneficio al usuario.
Curiosa la forma de saltarse a la torera tanto trabajo por parte de estos animales por y para el ser human. Y ya no sólo los que trabajan para el ser humano, sino los que conviven con seres humanos.

Puede que si usted conviviera con uno comprendiera de lo que hablo, pero para eso ya están los médicos, para corroborar la verdad científica de que los perros, aunque a usted le pueda jorobar, SÍ benefician al ser humano.

Es increible que por culpa de unos dueños guarros e incívicos menosprecie usted de esa manera tan ignorante a un animal tan magnífico y sí, tan beneficioso para el ser humano.

Y por cierto, un inciso para este debate: los perros sí pueden entrar a los bares por ley, si el dueño lo permite.