martes, 7 de octubre de 2008

Síndrome de Down

(Pido al lector que, si lo políticamente incorrecto puede herir su sensibilidad, no lea este artículo)

Sugiero que el lector pinche en este enlace y vea el vídeo promocional antes de seguir leyendo:
http://www.obrasocialcajamadrid.es/ObraSocial/os_cruce/0,0,70197_1815611_0_1,00.html

Me lo ha enviado una buena amiga, madre de un niño, una de cuyas innumerables características es, que tiene síndrome de Down (es el pequeño que sale bailando en el vídeo). Y me he puesto a darle vueltas a uno de los supuestos bajo los cuales se despenaliza el aborto -hay quien le llama interrupción voluntaria del embarazo, como si vivir la gestación de un niño fuese una "continuidad involuntaria del embarazo"-. Digo que le he estado dando vueltas a un par de cuestiones: Primera, la amniocentesis: "La amniocentesis es una prueba prenatal común que consiste en extraer una pequeña muestra del líquido amniótico que rodea al feto para examinarlo. Se utiliza para diagnosticar, o con mucha mayor frecuencia, descartar la presencia de ciertos defectos congénitos y trastornos genéticos". Cierto, y para descartar defectos congénitos, la prueba puede acabar con la vida del niño en la extracción del líquido o, en muchas otras ocasiones, provocarle lesiones. La cuestión es: ¿cómo puede ser que para descartar daños arriesguemos a provocarlos? Porque la prueba no es que cure ni remedie, sólo aporta información; pero eso sí, se pone en grave riesgo a la criatura. Pues bien, se hace, constantemente. Yo creo que esto no es de sentido común. Segunda cuestión: el número de niños nacidos con síndrome de Down ha bajado espectacularmente en España, ¿por qué? Porque se los aborta. Digamos las cosas como son. En el vídeo se dice, "Sí, podemos2. ¡Claro que podemos, que podéis y que podemos! Sin embargo, hay quien piensa que es mejor no saber si podéis o no podéis y, por si acaso, aborta. Bien: este es un régimen BRUTAL al permitir que esto suceda. Creo que es necesario ser máximamente precisos con el lenguaje. Por mucho que la brutalidad esté establecida, no deja de ser brutal. Si yo hablo en estos términos la opinión pública piensa que tomo una determinada posición en un debate ideológico. ¿Nos hemos vuelto locos? No voy a hacer comparaciones con el régimen nazi porque son demasiado frecuentes. Lo que digo sencillamente es: ¿qué es un debate acerca del supuesto de despenalización en caso de malformaciones en el feto? ¿Queremos decir con ello que los chicos del vídeo tienen malformaciones? ¿Queremos decir que no se puede penar el aborto de una persona que decidimos denominar malformada? ¿Qué tipo de bestias somos, de las que no tienen conocimiento, de las que no tienen conciencia moral o de las que creen pensar que ambas son prescindibles si tengo una opinión política o una ideología?

La barbarie no suele aparecer como tal, lo que la favorece enormemente. La barbarie explícita es mucho más fácil de contrarrestar. Una barbarie que es aceptada por una sociedad, aunque incluya abortos de criaturas que considera, al parecer, prescindibles por tener una determinada enfermedad, es muy difícil de parar. ¿Por qué? Porque creemos ingenuamente que si la mayoría la acepta, si la aceptan los de izquierda y los de derecha, es que estará bien. ¿Para cuándo pensar por uno mismo? ¿A qué generación hemos de esperar para que a la brutalidad del exterminio de inocentes enfermos de síndrome de Down se les considere personas iguales? No a la generación de la igualdad, que ha creado un Ministerio ad hoc.

No pretendo hacer una crítica destructiva -ni constructiva-, sino un par de reflexiones a partir de la descripción exacta de hechos. Los hechos brutales no son brutales dependiendo de quién juzga. No pretendo entrar a debatir acerca del aborto, sino acerca de si es posible realmente un debate acerca de ese tema.

2 comentarios:

Rafa Vivas dijo...

Probablemente en el futuro un Real Decreto nos dirá lo que es una malformación. Tengo un amigo que es muy feo debido a su dentadura, la parte de arriba está demasiado salida. Ahora me viene a la cabeza toda una familia de gente bajita que no llega a la media de nuestro país, al menos los varones. Por otro lado, mi mujer tiene el esternón torcido y mi hija Esther nació con una mancha de color marrón en el estómago. A mi primo Juan Antonio le tuvieron que operar a corazón abierto siendo un bebé para cambiarle una válvula y ahora es Ingeniero Industrial y trabaja en Shangai. Yo tengo reflujo gastroesofágico y tengo que dormir con la cama ligeramente inclinada. Como viajo mucho, llevo en el equipaje dos tacos de madera de 30 cm. para ponerlos en el cabecero de la cama de los hoteles. Me cago en la leche lo que pesan los tacos de madera.

En el saco de las malformaciones entra seguro Brad Pitt.

oscar pintado dijo...

Eso de tener que poner apoyos en el cabecero de la cama le sucedía a nuestro amigo Eduardo, que siempre tuvo hernia de hiato. Utilizaba los manuales de Ontología y novelas tipo Ana Karenina y Los hermanos Karamazov para inclinar la cama, que siempre le venía pequeña y es que, a pesar de pasar de largo el 1,90, nunca pudo jugar al baloncesto porque se le salen los hombros cuando hace movimientos raros. Llevo años diciendo que es el filósofo joven más prometedor de España. lo del esternón de su esposa lo desconocía. Insisto en que bailaba increíblemente bien. Supongo que no habrá perdido facultades. Lo más asombroso de todo es que hay padres que han denunciado a los médicos, una vez que sus hijos ya han nacido, por no avisarles de que tenían una malformación. "Y ahora tengo que cargar con esta criatura toda la vida..." No es necesario, puede tirarla a un contenedor de reciclaje. Agradezco una vez más la finura de su argumento. La cuestión será ponernos e acuerdo en qué es una malformación. Se me ocurren unos cuantos casos que también podrían denunciar a los médicos por no haberles avisado de que su hijo iba a tener una enfermedad heredada genéticamente o sencillamente les iba a hacer demasiado felices como para explicarlo en una bitácora como esta. Siempre muy agradecido por sus comentarios